La industria cárnica argentina ha encendido una luz de alarma sobre el futuro del precio de la carne vacuna en el país. Representantes de la Mesa de las Carnes advirtieron sobre una compleja combinación de factores que, de no mediar soluciones urgentes, podría derivar en incrementos significativos de precios en la segunda mitad del año, afectando directamente el bolsillo de los consumidores.
La principal preocupación radica en la drástica caída del stock bovino nacional, que actualmente se sitúa en 51,6 millones de cabezas. Esto representa una pérdida de casi 2,6 millones de animales en los últimos dos años, una situación atribuida a la prolongada sequía y a las ventas forzadas que sufrió el sector.
"Si este año se consolida la recomposición salarial, es probable que aumente el consumo interno —que representa el 70% de la producción— y no tendremos animales suficientes para responder a esa demanda. Eso también puede disparar los precios", alertó Sebastián Bendayán, gerente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe (Cafrisa).
El consumo de carne, aunque mostró una leve recuperación en mayo de 2025 alcanzando los 49,5 kilos por habitante al año, sigue muy por debajo del promedio histórico. Cabe recordar que en 2024, el consumo anual tocó uno de sus niveles más bajos en más de un siglo: 47,7 kilos por habitante.
Estancamiento Productivo y Ociosidad Industrial
Desde el sector, la crisis no es vista solo como coyuntural. Ernesto Lowenstein, de la Unión de la Industria Cárnica Argentina (Unica), enfatizó la dimensión estructural del problema: “En 1978, con 25 millones de habitantes, había 50 millones de cabezas. Hoy somos 46 millones y seguimos con el mismo rodeo”. Para Lowenstein, la ausencia de crecimiento del stock ganadero es un reflejo de la falta de políticas de incentivo y previsibilidad para el productor.
Miguel Jairala, del Consorcio de Exportadores ABC, añadió que el stock bovino actual es el más bajo desde 2012. Esta escasez de hacienda terminada se traduce en una preocupante ociosidad industrial, con frigoríficos operando con márgenes mínimos y menor faena.
Competencia Desleal y Desafíos Externos
El impacto de la crisis se extiende al mercado externo, donde Argentina ha perdido competitividad. Jairala destacó la pérdida de participación en el mercado chino (destino del 60-65% de las exportaciones) frente a competidores como Brasil, que operan con menores costos. "Pagamos entre un 25% y 30% más por los animales que nuestros pares brasileños. Eso erosiona la rentabilidad", explicó.
El sector también reclamó reformas fiscales urgentes para reactivar la inversión, señalando la necesidad de revisar el Impuesto a las Ganancias por tenencia y el IVA a las inversiones como elementos que desalientan el crecimiento productivo.
La crítica situación del Senasa y la Confianza del Productor
Varios referentes del sector calificaron de "crítico" el estado del Senasa, denunciando falta de personal, recursos escasos y una estructura ineficiente que obliga a provincias como Santa Fe a coordinar controles con entes locales. "Si la recaudación por servicios volviera al Senasa, hoy tendríamos un organismo más fuerte", sostuvo Lowenstein.
También criticó las diferencias en estándares sanitarios entre plantas, generando competencia desleal.
Dardo Chiesa, coordinador de la Mesa Nacional de las Carnes, subrayó la pérdida de confianza del productor: “El ganadero viene golpeado, con mercados cerrados o sin rentabilidad. Necesitamos reglas claras para que invierta”.
Con un consumo interno que podría repuntar, un stock ganadero en mínimos históricos y una industria que lucha por la competitividad, el escenario para la carne en la segunda mitad de 2025 se presenta incierto. El sector reclama previsibilidad, incentivos y una inversión sostenida para evitar que esta crisis estructural se traduzca en un nuevo salto inflacionario que afecte directamente la mesa de los argentinos.