La Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) ha identificado un grupo de ciudadanos rusos residentes en Argentina, acusados de llevar adelante "campañas de desinformación e influencias" alineadas con los intereses geopolíticos de Moscú. Así lo informó hoy el vocero presidencial, Manuel Adorni, destacando la gravedad de la injerencia extranjera.
Según las fuentes oficiales, estas personas integrarían una estructura conocida como “La Compañía”, la cual estaría vinculada al “Proyecto Lakhta”, una iniciativa presuntamente relacionada con el fallecido oligarca ruso Yevgeniy Prigozhin. El objetivo de esta red sería infiltrar y ejercer influencia en el territorio argentino.
El supuesto líder de esta operación ha sido identificado como Lev Konstantinovich Andriashvili, ciudadano ruso radicado en Argentina. Junto con su esposa, Irina Iakovenko, Andriashvili habría sido el encargado de recibir financiamiento desde Rusia y de establecer vínculos con diversos actores locales.
Entre las actividades atribuidas a esta red de influencia se destacan:
·La creación y difusión de contenidos en redes sociales con fines de desinformación.
·La captación de influencias en Organizaciones No Gubernamentales (ONG), fundaciones y grupos civiles argentinos.
·La organización de "focus groups" para recopilar información política sensible.
·El intercambio de datos clasificados o sensibles para favorecer los intereses rusos.
Adorni enfatizó que estas operaciones contravienen directamente la soberanía nacional. "Argentina no será sometida a la influencia de ninguna otra nación. La seguridad de los argentinos no es un tema secundario", subrayó el vocero presidencial, reafirmando la postura del Gobierno ante lo que considera una amenaza externa.
Como respuesta y refuerzo a la seguridad nacional frente a esta y otras amenazas, el Gobierno también anunció la creación del Departamento Federal de Investigaciones (DFI) dentro de la Policía Federal. Este nuevo organismo tendrá la misión específica de investigar casos de espionaje, narcotráfico, terrorismo y crímenes organizados, buscando equiparar sus estándares a los del FBI estadounidense.