El consumo de carne vacuna en Argentina mostró una leve recuperación en el primer semestre de este año, alcanzando un promedio de 49 kilos por habitante por año, frente a los 44 kilos registrados el año pasado. Sin embargo, esta cifra sigue siendo una de las más bajas de la historia, muy lejos de los 82 kilos que se consumían seis décadas atrás, según confirmó el productor y consultor ganadero Víctor Tonelli.
En diálogo con Rivadavia AM 630, Tonelli explicó que esta transformación se debe a un cambio cultural y al factor precio. "Hoy se consume más carne en total, pero menos carne vacuna", precisó. El consumo de pollo y cerdo creció drásticamente, pasando de 12 a 65 kilos por habitante por año, lo que "explica el desplazamiento del vacuno, que además es más caro y menos eficiente de producir".
Mitos desmentidos: sin carne brasileña con hueso y bajo impacto de importaciones
Tonelli fue categórico al desmentir los rumores sobre la venta de carne vacuna brasileña con hueso en carnicerías argentinas. "Eso es mentira. No entra un solo kilo de carne con hueso desde Brasil", afirmó. Aclaró que lo que sí se importa históricamente es bondiola de cerdo brasileña, debido a su precio más competitivo.
Respecto a las exportaciones, el consultor afirmó que Argentina exporta menos que antes, pero que la recuperación es progresiva. Atribuyó el problema a las restricciones que existieron hasta hace un año y medio, las cuales "Paraguay y Brasil aprovecharon para ganar mercado".
Finalmente, Tonelli relativizó la supuesta "invasión" de carne extranjera en el mercado local. Aunque se haya dicho que las importaciones de carne vacuna se cuadruplicaron, estas "representan apenas el 0,05% del consumo interno. No tiene ningún impacto real", concluyó. El especialista dejó un mensaje claro: la baja del consumo de carne vacuna responde a razones estructurales y culturales, no a fenómenos externos o modas pasajeras.