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Los investigadores están observando un nuevo aumento de los casos de COVID-19 en el hemisferio norte, un patrón que se ha repetido cada verano desde que comenzó la pandemia. A pesar de que los niveles nacionales del virus en las aguas residuales siguen siendo bajos, algunos estados como Texas, Utah y Nevada ya muestran altas concentraciones.

Además, las visitas a los servicios de urgencias relacionadas con la COVID-19 también están en aumento.

Por qué el calor no frena el virus

Aunque podría parecer contradictorio que el virus se propague más en verano, los científicos señalan algunas razones clave:

·El aire acondicionado y los espacios cerrados: El calor hace que la gente busque refugio en lugares con aire acondicionado y sin ventilación natural, lo que crea un ambiente propicio para que el virus circule. Cuanto más frío y cerrado es un lugar, más tiempo sobrevive el virus.

·Viajes y aglomeraciones: El verano es sinónimo de viajes y grandes eventos, como festivales o reuniones por feriados. Estas aglomeraciones, ya sea en aeropuertos, trenes o incluso al aire libre, facilitan la propagación del virus de persona a persona.

¿Qué es la variante “Nimbus”?

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), la variante NB.1.8.1, conocida como "Nimbus", ha sido la predominante en Estados Unidos. Los expertos señalan que esta variante podría ser más contagiosa y tener mayor capacidad para evadir las defensas del sistema inmunitario.

Los epidemiólogos advierten que, aunque este repunte parece ser más leve que los de años anteriores, es importante no bajar la guardia. "Muy claramente, las cifras están subiendo. Ya está aquí", afirmó Ziyad Al-Aly, epidemiólogo clínico de la Universidad de Washington.

A diferencia de otros virus respiratorios como la gripe, el COVID-19 es el que más se propaga en verano. Por eso, si tienes síntomas como tos o secreción nasal en esta época, se recomienda hacerse un test para descartar que sea COVID-19.