En medio del debate por la reforma laboral que impulsa el Gobierno nacional, un proyecto presentado por la Cámara de Industriales Metalúrgicos y de Componentes de Córdoba (CIMCC) encendió la polémica entre trabajadores y gremios. La iniciativa plantea modificaciones al régimen de licencias que podrían alterar de manera significativa las vacaciones tal como se regulan en la actualidad.
El documento, elaborado con asesoramiento del Centro de Estudios para la Producción Metalúrgica, dirigido por Gastón Utrera, fue acercado a la Unión Industrial Argentina (UIA) y al Ejecutivo. Allí se propone flexibilizar los plazos y condiciones de las vacaciones, con el objetivo —según argumentan— de “mejorar la productividad y reducir costos en los procesos productivos”.
Los principales cambios sugeridos
El esquema de la Ley de Contrato de Trabajo establece hoy que las vacaciones deben concederse entre octubre y abril, de manera continua, con aviso de al menos 45 días y en función de la antigüedad del trabajador. El planteo de la CIMCC modifica varios de esos puntos:
·Plazos de otorgamiento: el descanso podría otorgarse en cualquier momento del año y hasta el 30 de abril del siguiente.
·Comunicación: el aviso se reduciría a 21 días de anticipación.
·Fraccionamiento: el empleador tendría la opción de dividir las vacaciones, aunque cada tramo debería ser de al menos 7 días consecutivos.
·Verano asegurado: cada trabajador debería tener, al menos una vez cada tres años, hasta 21 días entre diciembre y marzo, salvo que él mismo prefiera otro período.
·Licencias familiares: los empleados casados o en unión convivencial podrían solicitar vacaciones simultáneas si comparten empleador.
·Interrupción por enfermedad: en caso de que un trabajador se enferme durante las vacaciones, el descanso no se extendería automáticamente. El retorno al trabajo se produciría al finalizar el plazo original y los días pendientes se reprogramarían.
Reacciones encontradas
El texto sostiene que los cambios buscan evitar “abusos en las interrupciones por enfermedad”, además de favorecer la flexibilidad en la organización laboral. Sin embargo, sindicatos y trabajadores manifestaron fuerte rechazo, advirtiendo que la propuesta significaría un retroceso en derechos conquistados y abriría la puerta a mayor discrecionalidad empresarial.
La discusión se da en un clima ya cargado por las tensiones en torno a la reforma laboral que el Gobierno pretende impulsar y promete ser otro eje de conflicto en la relación entre empresarios y organizaciones gremiales.