El fútbol argentino vuelve a ser escenario de una controversia: el gesto del equipo de Estudiantes de La Plata, que le hizo un "pasillo de espaldas" al campeón, Rosario Central. Aunque el club cumplió con la orden de la AFA de realizar el protocolo, la acción fue un visible signo de protesta por el mecanismo de designación del nuevo campeón.
El incidente, que se viralizó en cámaras y redes sociales, motivó al árbitro del encuentro, Pablo Dóvalo, a elevar un informe formal al Tribunal de Disciplina. Dóvalo argumentó que el protocolo específico de ingreso ordenado por la organización del torneo "no se cumplió" de la manera solicitada.
Consecuencias disciplinarias y multa confirmada
El Tribunal deberá evaluar si el acto de Estudiantes constituye un incumplimiento sancionable o si se trata de un simple gesto simbólico. La decisión que se tome sentará un precedente para el futuro del fair play y las protestas no verbales en el fútbol argentino.
De forma paralela a la polémica del pasillo, el club ya recibió una sanción económica concreta por una falta posterior al partido:
·Multa: Estudiantes deberá abonar una suma equivalente al valor bruto de 250 entradas generales (cercana a los 8 millones de pesos) por no presentarse a la conferencia y al protocolo pospartido, según lo estipula el reglamento.
¿Se viene una nueva sanción?
Los especialistas coinciden en que, si el Tribunal decide actuar por el "pasillo de espaldas", la sanción más probable será un apercibimiento formal o una multa económica adicional.
Existe un bajo riesgo de castigos deportivos severos, como la quita de puntos o suspensiones fuertes, ya que la acción no está tipificada en el reglamento como una obligación con sanciones graves. Sin embargo, no se descarta que el Tribunal lo catalogue como una "falta de respeto institucional" o como un acto de "incitación a la violencia" que amerite una penalidad.
El trasfondo del episodio radica en la tensión política generada por la elección del campeón. Mientras Estudiantes buscó visibilizar su desacuerdo, el cuerpo técnico y los directivos de Rosario Central calificaron el gesto como innecesario y una falta de respeto.
