ImagenHoy se cumplen diez años desde que te fuiste, mamá. Diez años desde aquella despedida que nunca terminé de aceptar, porque una parte de mí sigue buscándote en cada rincón del día.

No pasa un solo momento sin que te piense. A veces te encuentro en los gestos que me salen sin darme cuenta, en las palabras que repito sin saber que eran tuyas, en el olor de algo que cocino, o en una canción que me devuelve tu voz.

Dicen que el tiempo cura, pero yo creo que lo que hace es enseñarnos a vivir con el vacío. El tuyo sigue ahí, pero ya no duele igual: ahora lo miro con ternura, porque ese vacío está lleno de todo lo que me diste.

Te extraño, mamá. Te llevo en mi forma de amar, en mis miedos y mis sueños. Si cierro los ojos, todavía puedo sentir tus manos en las mías. Y aunque el mundo siga girando, mi corazón siempre se detiene un instante cuando pienso en vos.

Gracias por haber sido mi casa, incluso cuando ya no estás.