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Rocío Soledad Castro, de 35 años, fue condenada este jueves a 14 años de prisión por su rol como partícipe necesaria en el homicidio de María Cristina Carabajal, la joven de 30 años que fue ejecutada a tiros frente a sus hermanas el 6 de diciembre de 2021 en barrio Godoy.

Según la investigación del fiscal Lisandro Artacho, Castro "entregó" a la víctima al tenderle una trampa, citándola a un encuentro con la excusa de revivir una vieja amistad. La sentencia fue comunicada al mediodía en el Centro de Justicia Penal por el tribunal, integrado por las juezas Silvia Castelli, Valeria Pedrana y Paula Álvarez, quienes tuvieron diferentes interpretaciones respecto a la pena.

El crimen y la investigación

María Cristina "Kity" Carabajal fue asesinada de un disparo en la cabeza a las 20:10 del 6 de diciembre de 2021, en el pasaje 1.709 al 7800, donde vivía. Testimonios indicaron que un hombre armado la esperó y le disparó a sangre fría al verla salir, para luego huir en un vehículo. La identidad del sicario nunca fue establecida.

Para el Ministerio Público de la Acusación, no hay dudas de que Rocío Castro fue quien "entregó" a Carabajal. La principal incógnita del caso sigue siendo el móvil del crimen, el cual podría estar vinculado al pasado de María, donde aparecen personajes relacionados con el narcomenudeo. Entre ellos, su ex pareja, Facundo Ariel "Jirafa" Pérez, detenido desde julio de 2023 como parte de la banda del narcotraficante Julio Andrés "Peruano" Rodríguez Granthon. María había denunciado a Pérez por violencia de género.

En la causa también surgieron nombres como el del narco Claudio "Morocho" Mansilla, prófugo por esos días tras fugarse de la cárcel de Piñero en junio de 2021. Según testigos, María conocía a Mansilla a través de Brenda "La Cote" Pared, cuñada del "Morocho" y también vinculada al narcomenudeo. Ambas mujeres se habían conocido en la Alcaidía de Mujeres.

Pese a estos indicios sobre un trasfondo narco, no se tradujeron en pruebas concretas sobre un móvil o un instigador del crimen. La investigación solo arrojó certezas sobre el rol instrumental de Rocío Castro en la muerte de María.

La trampa y el papel de Castro

La acusación sostiene que al mediodía del 6 de diciembre, Rocío se comunicó con María desde un número no agendado, proponiéndole un encuentro para "tomar mates". La hermana de María declaró que, si bien eran conocidas, hacía un año que no se veían, lo que hizo sospechosa la comunicación.

Esa tarde, Rocío continuó contactando a María, y coordinaron para ir alrededor de las 19:00 a hacer un picnic en La Florida. A las 19:55, Castro envió mensajes a María indicando que estaba "yendo" y a las 20:05, le pidió que la esperara afuera, ya que "ya llego".

María salió del pasillo de su casa con la intención de ir a La Florida, pero en lugar de encontrarse con Castro, fue interceptada por un hombre armado que le disparó en el cráneo con un arma calibre 9 milímetros. María murió en el acto, y el agresor huyó.

El fiscal Artacho afirmó que "Castro no fue una testigo inocente de estos hechos, sino que actuó como partícipe necesaria, aportando información, tiempo y presencia para garantizar que la víctima estuviera expuesta en el momento justo". Remarcó que su aporte "fue indispensable: sin su rol de señuelo, el crimen no habría ocurrido en esas condiciones”.

La Fiscalía subrayó que Castro nunca llegó al encuentro. No volvió a comunicarse con María, no la llamó, no se presentó en la vivienda, ni contactó a su familia o amigos en común. Además, ese mismo día dejó de usar la línea telefónica con la que se había comunicado con la víctima, lo que reforzó la acusación en su contra.