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La crisis que atraviesa Lácteos Verónica no solo se traduce en el inminente cese de operaciones para cientos de trabajadores, sino también en las desfavorables condiciones bajo las cuales se verán obligados a dejar sus puestos. La propuesta de la empresa de despedir a 210 empleados llega acompañada de la intención de pagar indemnizaciones reducidas, alegando una situación de crisis que, desde la perspectiva sindical, no es atribuible enteramente al empleador.

Más allá de los despidos, la compañía busca suspender temporalmente al 30% del personal restante por 60 días, abonando solo el 75% de sus salarios y clasificándolos como "no remunerativos", lo que implica una reducción significativa en sus ingresos y beneficios. A esto se suman cambios en los turnos y la reducción de la jornada laboral por 120 días, medidas que solo agudizan la incertidumbre y la precariedad para quienes aún conserven su empleo.

Esta situación no solo refleja la dramática caída de una empresa emblemática, sino también el impacto humano de una crisis sectorial que, según expertos, lleva dos décadas erosionando las bases de las compañías lácteas nacionales en Argentina. Los trabajadores de Lácteos Verónica se encuentran atrapados en un escenario donde su partida no solo es forzada, sino también marcada por la incertidumbre económica y la precariedad.

La empresa láctea Lácteos Verónica, con instalaciones en Totoras, Lehman y Suardi, provincia de Santa Fe, ha solicitado un procedimiento preventivo de crisis, proponiendo el despido de 210 empleados y manteniendo solo 330 para intentar subsistir. Esta situación, catalogada por un experto del sector como una crisis "terminal", expone las dificultades que enfrentan las empresas locales en un mercado dominado por corporaciones extranjeras, resultado de dos décadas de políticas anticompetitivas.

La debacle financiera de lácteos Verónica

La compañía atraviesa un crítico momento financiero, evidenciado por más de 2.000 cheques rechazados que suman casi $6.600 millones, según datos de la Central de Deudores del Banco Central. Además, Lácteos Verónica adeuda más de un mes de salarios y el aguinaldo a su personal, una situación que fue expuesta el pasado viernes en una audiencia virtual con trabajadores y empresarios, convocada por la Secretaría de Trabajo de la Nación.

La acumulación de 2.132 cheques devueltos por falta de fondos, totalizando $6.598.878.452,14, confirma la magnitud de su crisis. El diario La Capital de Rosario informó que, si bien durante la pandemia la empresa llegó a procesar más de un millón de litros de leche diarios y despachar 23 camiones por día, en los últimos meses la producción no superaba los 200.000 litros, y desde junio se ha vuelto prácticamente nula.

Reacciones gremiales y legislativas

Frente a este escenario, el gremio Atilra (Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina) evalúa nuevas medidas de fuerza y posibles denuncias en el fuero penal tributario por incumplimiento en aportes y retenciones. La Comisión de Asuntos Laborales de la Legislatura santafesina se ha reunido con delegados para seguir de cerca el caso y evitar un desmantelamiento total de la empresa. La propuesta de Verónica incluye el pago de indemnizaciones reducidas a los despedidos, la suspensión temporal del 30% de la plantilla con un 75% de salarios no remunerativos, y ajustes en turnos y jornada laboral por 120 días, una oferta que Atilra ha considerado inaceptable.

El contexto de una crisis estructural en el sector lácteo

Un especialista consultado por Infobae, que prefirió mantener su anonimato, contextualizó la situación de Verónica dentro de una crisis prolongada del sector lácteo argentino. Según el experto, en el país "ya casi no quedan empresas nacionales", y el mercado ha sido absorbido por grandes firmas extranjeras. Estas compañías, con vastos capitales y capacidad de inversión en tecnología, superan en productividad a las PYMES locales, salvo que estas operen en nichos muy específicos o incurran en evasión fiscal.

Lácteos Verónica atribuye su debacle a la situación general del sector, que en 2024 experimentó una caída del 7% en la producción y casi un 10% en el consumo interno. A esto se suman el aumento de costos, infraestructuras deficientes, un cuasi-oligopolio de empresas dominantes y la ausencia de crédito a tasas razonables. La empresa ha vendido un edificio y busca "readecuar su tamaño" para sobrevivir.

Aunque un informe reciente del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) indica un crecimiento del 12% en la producción láctea en el primer semestre de 2025 (respecto de un muy bajo 2024), se espera una desaceleración en el segundo semestre. Aún así, la proyección es que la producción anual de 2025 se recupere entre un 6,5% y un 7,5% respecto al año anterior.

Vulnerabilidad de las empresas nacionales ante políticas anticompetitivas

El experto consultado por Infobae es contundente: la situación de Verónica es "terminal" y no es un problema reciente. "La producción láctea subió 12% y el consumo se está recuperando, pero el problema en el sector es de arrastre, no comenzó en diciembre de 2023; es el producto de 20 años de caída constante de empresas nacionales", afirmó. Recordó el avance de gigantes internacionales como la canadiense-norteamericana Saputo (dueña de La Paulina, Molfino, Stella y Ricrem) y la francesa Savencia Fromage & Dairy (que adquirió Milkaut en 2023). Incluso, la francesa Danone y la local Arcor poseen el 50% de La Serenísima, con intenciones de tomar el control total.

"Es un proceso largo, fueron más de 20 años: 40% de presión impositiva, trabas a la exportación, gobiernos fijándote precios y un sindicato tenebroso como Atilra, que tumbó Sancor y ahora Verónica, hay que ser Superman para sobrevivir en este escenario", concluyó el experto. Puso como ejemplo las políticas que impidieron la exportación de leche en polvo cuando su valor internacional era de USD 5.000 la tonelada, forzando un precio interno de USD 2.100. Esto impidió que las empresas argentinas se capitalizaran y mejoraran su eficiencia. Como contraste, mientras Saputo produce más de 5.000 litros diarios de leche por empleado, Verónica apenas superaba los 1.000, y en los últimos meses, mucho menos.