El Hospital Naval se encuentra en una situación crítica debido a la posible decisión del gobierno de cerrarlo si no se concreta su venta a una empresa privada antes de fin de año. Esta medida, impulsada por la gestión de Luis Petri, se suma al creciente desfinanciamiento del IOSFA, la obra social de las fuerzas armadas, que ya está afectando gravemente tratamientos esenciales, incluso oncológicos.
La preocupación entre los trabajadores del hospital es extrema. La Asociación de Trabajadores de la Sanidad Argentina (ATSA) se ha declarado en estado de alerta y ha convocado a un paro de 24 horas para el 31 de julio en defensa de más de 500 puestos de trabajo.
ATSA se opone al cierre y exige garantías laborales
En un comunicado oficial, ATSA expresó su "rechazo rotundo al cierre del establecimiento sanitario" y denunció la falta de garantías sobre la continuidad laboral, el respeto al Convenio Colectivo vigente y el reconocimiento de la antigüedad del personal. El gremio exige "garantías concretas respecto de la continuidad laboral y condiciones de trabajo para todo el personal", enfatizando que "sin trabajadores no hay Hospital Naval" y que "la salud no se cierra, se defiende".
El ultimátum del gobierno y el impacto del IOSFA
Fuentes internas de la Armada indicaron que la situación es dramática: "El gran drama es que el Hospital Naval, si no se consigue gerenciarlo por una empresa privada, no puede seguir adelante". Confirmaron que "ya está decidido que la Fundación Sanidad Naval no preste más servicios para la Armada". Si no se logra un acuerdo con una empresa privada, la institución podría cerrar sus puertas a fin de año.
Esta situación se ve agravada por la crisis del IOSFA, que sufre un recorte severo que ya afecta a pacientes con cáncer y otras enfermedades graves. El Hospital Naval no solo atiende a afiliados del IOSFA, sino también a otras obras sociales e instituciones, lo que magnificará las consecuencias de un posible cierre para un amplio sector de la población.