La cadena de noticias Al Jazeera ha confirmado el fallecimiento de dos de sus corresponsales y tres camarógrafos en la Franja de Gaza. Según el medio qatarí, el equipo fue víctima de un bombardeo israelí que impactó su carpa en Ciudad de Gaza el pasado domingo, citando al director de un hospital local como fuente. Los periodistas Anas al-Sharif y Mohammed Qreiqeh, junto a los operadores de cámara Ibrahim Zaher, Mohammed Noufal y Moamen Aliwa, perdieron la vida en lo que se describe como un ataque selectivo.
En respuesta, el ejército israelí confirmó haber dirigido un ataque contra los periodistas, pero alegó que Anas al-Sharif, de 28 años y reconocido por sus reportajes desde el norte de Gaza, era un "terrorista" de Hamás que operaba bajo el disfraz de periodista. Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) afirmaron en Telegram que Al-Sharif lideraba una célula terrorista y era responsable de promover ataques con cohetes. Sin embargo, en julio, la Relatora Especial de la ONU, Irene Khan, había calificado las acusaciones israelíes contra el periodista como infundadas, y el Comité para la Protección de los Periodistas había instado a la comunidad internacional a proteger a Al-Sharif.
Reunión de emergencia en la ONU y el plan de ofensiva de Israel
Este incidente se produce en un contexto de larga tensión entre Al Jazeera e Israel, que incluye prohibiciones de operación y allanamientos a sus oficinas en medio de la guerra en Gaza. Además, coincide con una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU, convocada para abordar el plan de Israel de tomar el control de Ciudad de Gaza. El secretario adjunto de la ONU, Miroslav Jenca, advirtió que la estrategia israelí, que el primer ministro Benjamin Netanyahu defiende como la única solución viable, podría "desencadenar otra calamidad".
En una conferencia de prensa, Netanyahu reiteró que una ofensiva militar inminente se llevará a cabo en Ciudad de Gaza y los campos de refugiados, particularmente en la zona de Al Mawasi. El primer ministro israelí declaró que el objetivo es "desmantelar" los últimos bastiones de Hamás y que, como paso previo, se establecerán "zonas de seguridad" para garantizar "comida, agua y atención médica" a los desplazados, aunque la ONU había alertado en julio que estas áreas podrían convertirse en "campos de concentración" de facto. El mismo domingo, reportes de Al Jazeera, basados en fuentes médicas, indicaron que más de 50 personas fallecieron en Gaza debido a acciones militares israelíes, incluyendo 26 que esperaban alimentos.
Reacciones internacionales y el cruce de acusaciones
Jenca enfatizó que la implementación de estos planes "probablemente desencadenará más sufrimiento en Gaza", con consecuencias imprevisibles y un aumento de los desplazamientos forzados. Netanyahu, sin detallar plazos, anunció que permitirá a periodistas extranjeros acceder a Gaza, pero solo bajo escolta militar. Insistió en que el plan no busca la ocupación, sino la destrucción de Hamás, y negó rotundamente las acusaciones de imponer una política de hambruna, argumentando que la supervivencia de la población tras "dos años de guerra" lo desmiente.
El primer ministro atribuyó a Hamás la obstrucción de la ayuda humanitaria y los saqueos de camiones, si bien periodistas en Gaza han reportado que civiles y grupos no vinculados a Hamás también han sido responsables de los robos ante la desesperación. Netanyahu también arremetió contra la prensa internacional, denunciando una "campaña global de mentiras" y la credulidad de los medios ante las cifras de Hamás, que reportan más de 60.000 muertos en el enclave.
El líder israelí estableció cinco condiciones "ineludibles" para poner fin a la guerra: el desarme de Hamás, la liberación de los rehenes, la desmilitarización de Gaza, el control de seguridad israelí sobre el enclave y la creación de una administración civil "no israelí" para la Franja. La comunidad internacional ha respondido rápidamente: Reino Unido, Francia y Canadá ya anunciaron el reconocimiento del Estado palestino en septiembre, a pesar de la oposición israelí. El embajador palestino ante la ONU, Riyad Mansour, calificó los planes israelíes de "ilegales e inmorales" y exigió el acceso de periodistas extranjeros. La Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU informó que 98 niños han muerto por desnutrición aguda en Gaza desde el inicio del conflicto. El Reino Unido y Argelia han presionado por sanciones contra Israel, argumentando que si otro país estuviera involucrado, ya se habrían impuesto.
Respuestas de Hamás, tensiones internas y apoyo de EE. UU.
Las declaraciones de Netanyahu provocaron una advertencia de Hamás, que calificó cualquier nueva ofensiva israelí como una "sentencia de muerte". El grupo palestino acusó a Netanyahu de intentar "justificar crímenes de guerra" y distorsionar la realidad de la ocupación, tildando su discurso sobre la no ocupación como un "engaño" para encubrir planes de desplazamiento y destrucción.
Internamente, Netanyahu enfrenta presiones. Familias de rehenes, temiendo por la vida de sus seres queridos ante una ofensiva, han presentado una petición ante la Corte Suprema de Israel exigiendo claridad sobre los criterios para el fin de la guerra y la liberación de los cautivos. La ultraderecha, por su parte, incluyendo al ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, ha criticado a Netanyahu por no ir más allá y ha abogado por una ocupación total y la "transferencia" de la población de Gaza.
En contraste, Estados Unidos, aliado clave de Israel, respaldó a Netanyahu. La representante estadounidense ante la ONU, Dorothy Shea, acusó a los países que apoyaron la reunión del Consejo de Seguridad de "prolongar activamente la guerra" y defendió el derecho de Israel a decidir las acciones necesarias contra Hamás. La oficina del primer ministro israelí informó que Netanyahu sostuvo una conversación telefónica con el presidente Donald Trump, en la que se discutieron los planes de Israel para tomar el control de los últimos bastiones de Hamás en Gaza, con el fin de finalizar la guerra y asegurar la liberación de los rehenes.