El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, cuestionó duramente el informe de Naciones Unidas que denuncia una hambruna en la Franja de Gaza, calificándolo de una "mentira descarada". Netanyahu aseguró que la política de Israel es "prevenir" la hambruna y no causarla.
En sus declaraciones, el primer ministro afirmó que desde octubre de 2023 ingresaron a Gaza "dos millones de toneladas de ayuda humanitaria". También acusó al grupo islamista Hamás de desviar esos recursos, saquear camiones y utilizar parte de la ayuda para financiar operaciones militares.
La postura de Netanyahu se opone directamente al informe de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), que describió un escenario extremo en el territorio palestino.
Según el informe, más de medio millón de personas ya padecen "condiciones de inanición, miseria y muerte", y la situación podría agravarse en septiembre, con más de un millón de personas en niveles de emergencia alimentaria.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, lamentó la situación y la calificó de "un desastre provocado por el hombre". En un mensaje en la red social X, Guterres afirmó que "la gente se muere de hambre. Los niños mueren. Y quienes tienen el deber de actuar no lo hacen", y recordó que, como potencia ocupante, Israel tiene la obligación de garantizar el suministro de alimentos y medicinas.
Mientras tanto, las autoridades sanitarias de Gaza informaron que al menos 273 personas, entre ellas 112 niños, han muerto por hambre y desnutrición desde el inicio de la guerra, un número que refleja el costo humano de un territorio asfixiado por la violencia y el bloqueo.