El nuevo Jefe de Gabinete, Manuel Adorni, lideró la cumbre de dos horas. A pesar de que el texto final de la reforma aún genera controversia y no fue distribuido, se definió que el paquete de leyes sea presentado en el Congreso con miras a un tratamiento en sesiones extraordinarias.
El Consejo de Mayo celebró una nueva reunión de alto nivel en la Casa Rosada, esta vez bajo la conducción del nuevo jefe de Gabinete, Manuel Adorni, quien reemplazó a Guillermo Francos en la cabecera del órgano. Aunque se esperaba que fuera el último encuentro, la necesidad de cerrar filas llevó a adelantar la presentación del documento final para el 9 de diciembre.
El objetivo es claro: que el ambicioso paquete de reformas estructurales, con la reforma laboral como eje central, ingrese al Congreso a la brevedad para su debate en el período de sesiones extraordinarias.
El nudo de la contienda: la Reforma Laboral
A pesar del apuro oficial, la controversia persiste. El borrador completo del capítulo de la reforma laboral —que llegará al Legislativo dividido en varias leyes— aún no había sido entregado a la totalidad de los consejeros antes del cónclave.
El temario que se pretende abordar abarca una vasta lista de puntos sensibles para los trabajadores y el empresariado:
·Relación de los convenios y Ultraactividad (vigencia de los acuerdos).
·Cargas fiscales y mecanismos de Financiamiento.
·Peajes sindicales, Democracia sindical y rol de Cámaras y Sindicatos.
·Derechos colectivos e individuales del trabajo.
·Estatuto para Trabajadores autónomos.
·Derogaciones de normativas varias.
Posturas en la mesa y desconfianza creciente
La reunión de cerca de dos horas, realizada en el Salón de los Escudos, contó con la presencia de actores clave: el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger; el gobernador mendocino Alfredo Cornejo (en representación provincial); los legisladores Carolina Losada y Cristian Ritondo; el titular de la UIA, Martín Rappallini; y el sindicalista Gerardo Martínez (UOCRA).
Las declaraciones iniciales reflejaron la tensión: Martínez (sindicatos) insistió en una "modernización laboral, sin perder derechos", mientras que Rappallini (empresarios) mostró una actitud abierta a la negociación. Sin embargo, el hermetismo final fue total, ya que ninguno de los dos líderes se detuvo a dialogar con la prensa acreditada.
El clima de desconfianza se vio minado por filtraciones previas que indicaban que algunos puntos consensuados previamente habían sido modificados en el último momento. Esta falta de certeza dificulta el consenso necesario para sacar adelante reformas tan estructurales y bajo un plazo tan estrecho.
La CGT, expectante y sin respuesta
Mientras el Consejo de Mayo avanza, la Confederación General del Trabajo (CGT) sigue esperando una convocatoria formal. Aunque la entidad solicitó públicamente un encuentro, no ha recibido respuesta oficial.
Si bien el ministro de Interior, Diego Santilli, es el principal interlocutor formal con la central obrera, se sabe que varios dirigentes de la CGT mantienen canales de diálogo informal con el asesor presidencial Santiago Caputo.
