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Expertos alertan que la automedicación y el estrés económico impulsan el uso de drogas para dormir.

El mercado de las drogas para dormir en Argentina atraviesa un período de crecimiento sostenido, generando preocupación entre los especialistas en salud. Datos recientes de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) indican que la comercialización de hipnóticos y sedantes aumentó un 6,9% durante los primeros cinco meses de 2025 en comparación con el año anterior.

Cifras exclusivas obtenidas por Infobae revelan que, entre enero y mayo de este año, se vendieron 1.525.985 unidades de medicamentos destinados a facilitar el sueño, superando las estadísticas de 2024. Este fenómeno se da en paralelo a una leve contracción (4%) en la venta de tranquilizantes, aunque el volumen de este grupo de psicofármacos sigue siendo significativamente mayor. La COFA también registró un cambio en los patrones de prescripción, con una disminución en el uso de clonazepam y alprazolam, mientras que el consumo de zolpidem y sertralina muestra un crecimiento.

El combo de ansiedad y falta de descanso

La suba en el consumo de fármacos se vincula directamente a una crisis de sueño que afecta al país. Según el Observatorio de Psicología Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA), el 60% de la población reporta tener dificultades para dormir, una cifra que ha escalado ininterrumpidamente desde la pandemia.

El psicólogo y doctor en filosofía Cristian Garay, coautor del relevamiento, identificó la reducción en las horas de descanso como el fenómeno más preocupante por su impacto en la salud integral. Las causas de este insomnio masivo se relacionan con el estrés económico, la inseguridad y los desafíos sociales que condicionan la calidad del reposo.

El neumonólogo Facundo Nogueira, jefe del Laboratorio del Sueño del Hospital de Clínicas, señaló que esta alteración del sueño, más prevalente en mujeres, adultos mayores y sectores de menores ingresos, "no solamente afecta nuestra salud en términos de que aumenta el riesgo de enfermedades, sino que a su vez disminuye la calidad de vida”.

El riesgo de la prescripción inadecuada

El médico clínico Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas José de San Martín, advirtió que el incremento en las ventas no siempre obedece a una indicación médica rigurosa. Un segmento importante de la población recurre a la automedicación o sigue recomendaciones no profesionales, una práctica que acarrea riesgos graves de dependencia, tolerancia y efectos adversos.

Heredia enfatizó que los trastornos del sueño deben abordarse inicialmente con el médico de cabecera y la prescripción de psicofármacos debe ser el resultado de una evaluación detallada. COFA y neuropsiquiatras coinciden en que el uso prolongado sin supervisión médica eleva el peligro de adicción. Además, la práctica de recetar ansiolíticos para cuadros de insomnio leve, cuando la evidencia internacional sugiere antidepresivos, contribuye al abuso de ciertas clases de medicación.

El abordaje terapéutico como antídoto

Los especialistas coinciden en que el desafío de los trastornos del sueño requiere estrategias que trasciendan la medicación. La terapia cognitivo conductual y la implementación de hábitos saludables (rutinas nocturnas estables, reducción del uso de pantallas, ejercicio diurno) son herramientas cruciales. “Dormir bien debería ser un derecho, y gran parte de los problemas de sueño pueden atenuarse con estrategias de manejo del estrés y la ansiedad”, afirmó Heredia.

El reto sanitario exige promover campañas de concientización para desalentar la automedicación y facilitar el acceso a consultas especializadas, asegurando que los tratamientos farmacológicos se limiten a los casos de estricta necesidad.