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A casi un mes del siniestro vial que conmocionó al barrio Los Álamos de Plottier, la salud de Catalina Galcerán, de 9 años, presenta matices que oscilan entre el alivio biológico y la cautela neurológica. El 20 de noviembre marcó un quiebre para la comunidad cuando la niña, mientras circulaba en bicicleta, fue embestida por una unidad de la Policía de Neuquén. Tras semanas de terapia intensiva, el último informe médico revela un hito crítico: la pequeña ha logrado dejar la asistencia respiratoria mecánica.

Este avance fue posible gracias a una intervención de traqueotomía que permitió estabilizar sus pulmones, permitiéndole oxigenar su cuerpo de manera autónoma. Para su padre, Esteban, y el resto de la familia, este paso representa un respiro emocional tras haber enfrentado cuatro paros cardíacos y cirugías de alta complejidad en las primeras horas posteriores al accidente. Sin embargo, el equipo de terapia intensiva insiste en mantener un pronóstico reservado respecto a la actividad cerebral. Aunque Catalina ha comenzado a abrir los ojos y realizar movimientos espontáneos como bostezos, los médicos advierten que estas son respuestas subcorticales o reflejas y que aún no existe una conexión consciente con su entorno.

Mientras la evolución clínica avanza lentamente, el frente judicial comienza a ganar temperatura. La familia se ha presentado formalmente como querellante en la causa para exigir que se determine la responsabilidad penal del personal policial que conducía el patrullero. Al malestar por el estado de salud de la niña se suma la queja por la falta de un acercamiento oficial por parte del Ministerio de Seguridad. En este marco de dolor y búsqueda de justicia, los vecinos del barrio 160 Viviendas se concentrarán este viernes en la plaza local, el mismo sitio donde Catalina solía jugar, para realizar una vigilia por su recuperación y reclamar medidas urgentes de seguridad vial que eviten que otro menor sea víctima de un incidente similar.