La salud pública en Argentina enfrenta un escenario de "tormenta perfecta". A la reaparición de patógenos que se consideraban bajo control, como el sarampión y la tos convulsa, se le suma ahora el desembarco de una nueva variante de la Gripe A (H3N2), detectada recientemente por el Instituto Malbrán en pacientes de Santa Cruz y la Ciudad de Buenos Aires.
Este retroceso sanitario no es casual. El Dr. Rubén Omar Sosa, referente en infectología pediátrica con cuatro décadas de trayectoria en el Hospital Elizalde, advierte que el país atraviesa un brote de enfermedades prevenibles debido a una caída drástica en las coberturas de vacunación.
Los tres frentes de la crisis sanitaria
1.Sarampión y el factor regional: La detección de ciudadanos extranjeros no vacunados que circularon por el país encendió las alarmas. Con una contagiosidad extrema (una persona puede infectar a 16), el especialista señala que se requiere un 95% de cobertura para evitar brotes, un umbral que hoy está en riesgo.
2.El retorno de la tos convulsa: El fallecimiento de diez menores por esta enfermedad —que no habían recibido sus dosis correspondientes— evidencia la vulnerabilidad de la población infantil ante la falta de cumplimiento del calendario nacional.
3.La mutación de la Influenza (H3N2): Más allá del virus gripal en sí, la mayor preocupación médica radica en las complicaciones bacterianas secundarias, como neumonías y meningitis, que suelen atacar con ferocidad a los organismos no inmunizados.
El fenómeno de los "bolsones de susceptibilidad"
El Dr. Sosa explica que el peligro real no es solo la baja general de las estadísticas, sino la formación de grupos poblacionales sin protección. Estos focos actúan como detonadores de epidemias. Aunque un nivel del 85% suele ser un margen de seguridad aceptable para muchos virus, el sarampión no perdona descensos por debajo del 90%.
"El obstáculo para la erradicación no es el virus, sino la falta de alcance de las campañas", subraya Sosa, quien identifica un quiebre en la confianza institucional tras la pandemia de COVID-19.
Desmitificando el debate: Calendario vs. Vacunas nuevas
Uno de los puntos clave del análisis del especialista es la necesidad de separar la percepción pública sobre las vacunas de emergencia (como las del COVID-19) de las vacunas históricas del calendario nacional (polio, sarampión, difteria).
Sosa enfatiza que:
·Las vacunas del calendario tienen décadas de evidencia científica y seguridad probada en miles de millones de dosis.
·Confundir los efectos adversos de tecnologías novedosas con las vacunas sistemáticas es un error conceptual que alimenta al movimiento antivacunas bajo una falsa premisa de libertad individual.
·La inmunidad colectiva no es solo una elección personal, sino un escudo social que protege a los más vulnerables, como bebés y ancianos.
En un contexto de alta vulnerabilidad social, el sistema de salud argentino se encuentra bajo presión no por la agresividad intrínseca de los nuevos gérmenes, sino por el debilitamiento de la barrera inmunológica que el país supo construir durante décadas.
