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A más de un mes del trágico incidente en el que fue embestida por un móvil policial en Plottier, la pequeña Catalina (9 años) ha logrado superar una etapa crítica, aunque su futuro inmediato depende de una infraestructura médica que hoy parece inexistente en Neuquén.

Del respirador a la incertidumbre

Tras semanas de angustia en el Hospital Castro Rendón, la niña fue trasladada el pasado domingo a la sala de pediatría. Este paso significa que Catalina ha logrado ser "descomplejizada": su vida ya no depende de un respirador artificial ni de los cuidados extremos de la terapia intensiva. Sin embargo, su conexión con el entorno sigue siendo mínima. "Hubo avances con respecto a una situación clínica con menos riesgo, pero Catalina no responde a nada”, dijo la mamá.

Su madre, Paola Marifil, describió a AM 550 un cuadro complejo en el que los avances son puramente físicos pero no cognitivos:

·Estado actual: La niña abre los ojos y mira al frente, pero su mirada permanece fija y no responde a estímulos verbales ni visuales.

·Secuelas visibles: No habla ni se mueve por voluntad propia. Sus familiares deben realizarle masajes y movimientos constantes en extremidades para evitar la atrofia y estimular la plasticidad cerebral.

·Dependencia total: Aunque el riesgo clínico inminente disminuyó, el proceso de despertar neuronal aún es una incógnita.

El vacío en el sistema de salud regional

La familia de Catalina enfrenta ahora un obstáculo burocrático y de infraestructura. El diagnóstico médico indica que la niña necesita una neurorrehabilitación temprana, motriz y neurológica, un servicio especializado que la provincia no puede garantizar para pacientes infantiles.

Paola denunció la falta de opciones locales tras consultar con la obra social estatal (ISSN): "Me derivaron a centros que son exclusivos para adultos. No existen lugares de rehabilitación especializados para niños en nuestra ciudad", explicó con preocupación.

Un pedido de auxilio: el traslado a Buenos Aires

Ante el estancamiento en la atención que puede recibir en la región, la familia ha iniciado una cruzada para lograr el traslado a un centro de alta complejidad en Buenos Aires. El objetivo es que Catalina reciba terapias intensivas que le permitan, algún día, recuperar la movilidad y el habla.

"Mi deseo es que pueda sentarse, pararse y decirme 'mamá, vamos'. Pero para eso necesita una atención que hoy aquí no tenemos", concluyó Marifil.