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Un viaje de egresados de 6° año del Instituto Sagrado Corazón de Oliva (Córdoba) se vio interrumpido por una controversia sobre el estado de los conductores. Padres de los estudiantes, alarmados por la "visible" condición de los choferes, solicitaron la intervención municipal, lo que desató una cadena de tests de alcoholemia con resultados confusos y versiones contrapuestas.

El escándalo se inició cuando los padres, desconfiados de la apariencia de los conductores, exigieron la presencia de agentes de tránsito de la Municipalidad para realizar controles de alcoholemia.
Tests Positivos y Licencias Retenidas

El primer control arrojó resultados positivos para los dos choferes iniciales: uno registró 0,1 g/l de alcohol en sangre y el segundo marcó 0,6 g/l, según fuentes policiales.

El secretario de Gobierno de Oliva, César Salvatori, confirmó a ElDoce.tv que un segundo test, realizado por la Jefa de Tránsito, volvió a dar positivo. Tras ello, la jueza de Faltas procedió a retener las licencias de ambos hombres, quienes quedaron demorados por contravención.

La situación se tornó aún más confusa con la llegada de los choferes de reemplazo, ya que el mismo dispositivo municipal también arrojó positivo en sus pruebas.

Para verificar el funcionamiento del aparato, se realizó una prueba al director del colegio (padre de un alumno y persona que "no consume alcohol habitualmente"), cuyo resultado fue 0. Esto llevó a Orieta Pérez, madre de un estudiante, a asegurar: "Evidentemente los equipos funcionan".

El desembarco de caminera y la versión de la empresa

Minutos más tarde, la Policía Caminera intervino en el lugar y realizó una nueva prueba a los conductores de reemplazo, utilizando un dispositivo diferente. En esta ocasión, el resultado fue negativo. Finalmente, los estudiantes pudieron partir, aunque en un colectivo diferente, ya que el original fue considerado no apto.

Desde Flecha Bus, la empresa de transporte, el gerente de comunicación, Sebastián Cañellas, desmintió categóricamente las acusaciones, asegurando que ninguno de sus trabajadores estaba alcoholizado. La empresa atribuyó la situación a una falla de calibración en el dispositivo utilizado por la Municipalidad.
César Salvatori, desde el Gobierno local, admitió que la situación fue "confusa" y que no poseen "certezas exactas" sobre la correcta calibración del aparato. Por su parte, la Policía de Córdoba defendió la homologación de sus alcoholímetros.

La investigación judicial se centrará ahora en los dos primeros conductores para determinar su estado real, aunque la Policía de Córdoba aclaró que, si bien fueron demorados, no se encuentran detenidos formalmente.