Según CAME, el retroceso interanual fue del 4,1%, impulsado por caídas profundas en sectores no esenciales. Mientras los comerciantes ven un futuro optimista, la falta de inversión refleja el temor por la profunda recesión actual.
El consumo en las pequeñas y medianas empresas (PyMEs) argentinas cerró noviembre con una fuerte contracción, de acuerdo con el último relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME). La entidad reportó una caída interanual del 4,1% en las ventas minoristas a precios constantes.
Lo más preocupante fue la comparación con el mes anterior: las ventas desestacionalizadas cayeron un 9,1%, consolidando una marcada tendencia regresiva justo antes del inicio de la crucial temporada de fiestas.
La crisis sectorial
La contracción se sintió en la mayoría de los rubros. Seis de los siete sectores relevados por CAME sufrieron bajas, reflejando el impacto de la restricción presupuestaria y el agotamiento de los límites de financiación en las familias.
Las caídas más pronunciadas se registraron en:
·Perfumería: Un desplome del 17,0% interanual.
·Bazar y Decoración: Retrocedió un significativo 9,7%.
·Alimentos y Bebidas: Cayó un 5,9%.
Otros rubros como Indumentaria, Calzado, Ferretería y Materiales de Construcción también sufrieron descensos.
La única excepción a esta tendencia fue el sector Farmacia, que logró registrar un aumento interanual del 1,8%, evidenciando que los hogares priorizan los bienes esenciales por sobre los consumos postergables.
El desacople entre el presente y el futuro
A pesar del desalentador panorama productivo, las perspectivas de los comerciantes para el próximo año mantienen un tono optimista, creando una llamativa paradoja.
·El presente es sombrío: El 37% de los encuestados reportó un empeoramiento de la situación económica actual respecto al año pasado.
·El futuro es prometedor: El 48,6% de los comerciantes proyecta una mejora de las ventas y la actividad para el año siguiente.
No obstante, esta esperanza a largo plazo no impulsa la acción inmediata: el 60,1% del sector considera que el actual contexto es desfavorable para invertir, lo que subraya la cautela operativa ante la incertidumbre de costos y competencia. El sector espera un reordenamiento macroeconómico para poder reactivar finalmente la demanda interna.
