El sector electrónico de Río Grande enfrenta un cierre de año crítico. El próximo 31 de diciembre caduca el pacto de estabilidad alcanzado entre la UOM y las terminales agrupadas en AFARTE, un acuerdo que durante los últimos meses funcionó como un respirador artificial para sostener cerca de 1.000 puestos de trabajo temporales que hoy penden de un hilo.
Un escenario de "tormenta perfecta"
La prórroga de los contratos, que se había logrado en mayo tras intensos conflictos, choca ahora con una realidad económica hostil. Los factores que amenazan la continuidad laboral son:
·Apertura comercial: La reducción de aranceles a la importación —especialmente en telefonía móvil— ha dejado a la producción local en una posición de desventaja competitiva.
·Stock paralizado: Las fábricas operan con un excedente de productos que no logran colocar en el mercado debido a una demanda interna que no repunta.
·Competencia desleal: Desde el sector empresario advierten que el ingreso de productos importados y el contrabando han erosionado las ventas de televisores y aires acondicionados.
La voz de los trabajadores
Oscar Martínez, referente de la UOM Río Grande, expresó su pesimismo respecto al inicio de 2026. Según el dirigente, el acuerdo vigente permitió "estirar" vínculos laborales que debían haber terminado meses atrás. Sin embargo, ante la ausencia de planes de producción sólidos para el próximo ciclo, el gremio teme que la gran mayoría de los trabajadores bajo contratos a plazo fijo queden fuera del sistema.
Actualmente, la industria fueguina sostiene a unos 4.000 operarios efectivos, pero la fragilidad de los 1.000 temporales genera un clima de tensión que afecta a toda la comunidad.
Mediación oficial en Ushuaia
Frente a la inminencia del vencimiento, el Gobierno provincial ha decidido intervenir. La ministra de Trabajo, Sonia Castiglione, encabezará una mesa de diálogo este viernes 19 de diciembre en la capital fueguina. El objetivo es sentar a las empresas y al sindicato para buscar alternativas que eviten una ola de despidos masivos, justo cuando se aplica el tramo final de la quita de aranceles nacionales.
Mientras el Gobierno busca consenso, las empresas ya han deslizado que el escenario de ajuste es casi inevitable dada la drástica transformación de las reglas de juego comerciales en el país.
