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La justicia ha confirmado que Laura Arrieta, ex azafata y empleada del empresario Leonardo Scatturice, recibió un trato preferencial y evitó los controles aduaneros habituales al arribar al Aeroparque Jorge Newbery a fines de febrero de 2025. Los detalles, expuestos en la investigación judicial y revelados por la periodista Luciana Geuna de Todo Noticias, señalan una inusual "zona liberada" que le permitió eludir el escaneo de sus diez valijas.

La secuencia comenzó en la pista de aterrizaje, donde Arrieta, al descender del Bombardier Global 5000 (un avión privado de lujo de la compañía COC Global Enterprise de Scatturice, en el que viajaba como única pasajera desde Miami), entregó su teléfono celular a Cintia Cali, una funcionaria de Aduana de menor jerarquía. Un agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) fue testigo de esta acción, calificada como "completamente inusual".

Posteriormente, dentro de la estación aeroportuaria, Arrieta fue escoltada por Silvana Abalsamo de Silva, vice jefa de la Aduana en Aeroparque. Esta alta funcionaria, vestida de civil, la recibió personalmente y la dirigió a un "canal especial" creado para ella. Inmediatamente después, Abalsamo cerró el paso por dicho carril al resto de los pasajeros, garantizando que Arrieta evitara todos los controles de rigor.

La ex azafata, vinculada previamente a dos líneas aéreas y al comité organizador de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), arribó el 25 de febrero de 2025. El avión permaneció siete días en un hangar antes de su aterrizaje, y ni la PSA ni las autoridades aduaneras presentes revisaron sus valijas. Abalsamo de Silva, consultada por los medios, se negó a hacer declaraciones.