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Octavio Argüello, uno de los líderes del nuevo triunvirato, cuestiona la reforma laboral del Gobierno y llama a la unidad sindical

El triunvirato de la Confederación General del Trabajo (CGT), recientemente renovado e integrado por Octavio Argüello, Jorge Sola y Cristian Jerónimo, ha marcado una posición de firmeza frente a las políticas del gobierno nacional. Desde la cúpula sindical, el camionero Octavio Argüello, ratificado como cosecretario general, emitió una clara advertencia: “Si no hay diálogo, habrá justicia y calle”, asegurando que la central se encuentra en un "momento decisivo" ante lo que percibe como un avance contra los derechos laborales.

Argüello hizo un llamado enfático a la unidad de los trabajadores, expresando que "debemos unirnos, porque si no estamos todos juntos, nos llevan puestos", en referencia a la actual administración.

El dirigente sindical fue particularmente crítico con las iniciativas del presidente Javier Milei, a quien tildó de "desastre" y acusó de "atacar la salud, a los discapacitados y a los jubilados". No obstante, su mayor preocupación reside en el proyecto de reforma laboral, que, según Argüello, busca “imponer una flexibilización laboral por la fuerza”.

El rechazo a la “modernización” laboral

El cosecretario general desestimó la idea de que la reforma sea una "modernización", tachándola directamente de "flexibilización laboral". Argumentó que la iniciativa persigue extender las jornadas de trabajo, reducir o eliminar las horas extras y debilitar las condiciones laborales de los empleados, con la intención final de crear "trabajadores sin derechos, totalmente indefensos". Argüello incluso atribuyó la autoría de esta política a la embajada de Estados Unidos y al Fondo Monetario Internacional (FMI).

El líder camionero también rebatió la afirmación gubernamental de que los altos costos de la mano de obra son el principal obstáculo para las pequeñas y medianas empresas (PyMES). Sostuvo que el verdadero problema son los impuestos, y no las indemnizaciones. “Un trabajador con diez años de antigüedad no quiebra a nadie; lo que quiebra son las políticas económicas”, sentenció.

Recambio y vínculo con la política

Respecto al debate interno sobre el futuro del sindicalismo, Argüello se refirió a la necesidad de un recambio generacional, pero enfatizó que la experiencia y la capacidad para afrontar crisis son esenciales. Aseguró que, si bien hay participación juvenil, el foco sigue siendo la defensa inquebrantable de los derechos.

Argüello insistió en que, a pesar de que el gobierno supuestamente "no escucha", la CGT está dispuesta a sostener el diálogo, pero está preparada para la confrontación en todos los niveles. "Vamos a dar la pelea en todos los frentes: el judicial, el legislativo y, si hace falta, también en la calle", afirmó.

Finalmente, al abordar la relación histórica de la CGT con el justicialismo, Argüello reivindicó su propia identidad peronista por haber sido el movimiento que “más derechos le dio a los trabajadores”. No obstante, aclaró que la central sindical tiene un alcance más amplio: “El sindicalismo representa a todos los trabajadores, piensen como piensen. Lo que defendemos son los derechos, no un partido político”.