El Gobierno argentino, a través de su titular de la cartera económica, Luis Caputo, ha confirmado que la ayuda financiera de US$ 20.000 millones, originalmente gestionada con bancos de Estados Unidos, ha sido desechada por decisión propia. El Ministro utilizó sus plataformas digitales para desmentir las versiones que sugerían un fracaso en la negociación y, en cambio, presentó la cancelación como un signo de la nueva confianza que despiertan los mercados en la economía post-electoral.
Caputo respondió a antiguas declaraciones suyas sobre la búsqueda de una "facilidad" por dicho monto. Según la explicación oficial, el crédito no era un requisito indispensable, sino una "operación de manejo de pasivos" contingente, planificada como un posible "salvataje" con el respaldo de figuras como Scott Bessent.
El giro en la estrategia se debe, según Economía, a la positiva reacción de los mercados tras las elecciones. El funcionario enfatizó en X (ex-Twitter) que el panorama actual es tan favorable que la asistencia financiera externa ya no se considera necesaria.
"Post elecciones, dado que los mercados reaccionaron muy favorablemente, nos parece que es mejor señal poder hacer lo que estábamos considerando, sin esa ayuda adicional", indicó Caputo.
De esta manera, la administración busca transformar la noticia de la caída del acuerdo en un mensaje de solvencia y autoconfianza financiera. En lugar de un revés, el Ministerio de Economía posiciona el hecho como un paso hacia una mayor autonomía económica, justo antes de un fin de semana largo con cese de actividad cambiaria.
