El Poder Ejecutivo anunció los reemplazos de Patricia Bullrich y Luis Petri, quienes se integrarán al poder legislativo. La designación de un militar activo en Defensa, una decisión inédita desde 1983, generó una fuerte polémica.
El presidente Javier Milei formalizó una reestructuración significativa en su gabinete de seguridad y defensa, adelantándose a la fecha en que Patricia Bullrich y Luis Petri abandonarán sus funciones para asumir como legisladores en el Senado y la Cámara de Diputados, respectivamente, a partir del 10 de diciembre.
El mandatario aprovechó la ocasión para agradecer públicamente los servicios prestados por los funcionarios salientes, destacando su contribución al proyecto "de las ideas de la libertad".
Asuntos de defensa: un giro histórico
La designación que acaparó la atención es la del nuevo titular del Ministerio de Defensa: el teniente general Carlos Alberto Presti, actual Jefe del Estado Mayor General del Ejército.
Según el comunicado oficial, su nombramiento marca un punto de inflexión histórico y un hito desde el retorno democrático en 1983, ya que por primera vez un militar de máximo rango en la jerarquía ocupará la conducción civil de la Defensa. La Oficina del Presidente sostuvo que, con esta medida, se busca "finalizar la demonización de oficiales, suboficiales y soldados" e inaugurar una nueva "tradición" en la política argentina.
Continuidad en seguridad con la 'doctrina Bullrich'
Para el Ministerio de Seguridad, Milei eligió a Alejandra Monteoliva, quien ya se desempeñaba como Secretaria de Seguridad.
La comunicación presidencial la presentó como una pieza fundamental en la implementación de la "Doctrina Bullrich", el marco estratégico que prioriza la lucha frontal contra el narcotráfico, el terrorismo y las organizaciones criminales, al mismo tiempo que subraya la necesidad de restablecer el "imperio de la ley y el orden" en las calles del país.
El Poder Ejecutivo enfatizó que las dos nuevas incorporaciones garantizan una "continuidad del rumbo" trazado por sus predecesores, asegurando que su impronta se mantendrá inalterable durante el resto de la gestión.
La crítica: un "retroceso" democrático
La decisión de nombrar a un militar en Defensa fue inmediatamente criticada en duros términos por el peronismo. El diputado electo y exministro de Defensa, Agustín Rossi, calificó el movimiento como un "enorme retroceso" para la consolidación democrática de Argentina.
Rossi argumentó en redes sociales que, durante más de cuatro décadas, el país se esforzó por asegurar la conducción política civil sobre la institución militar. En su opinión, la designación de un uniformado en funciones implica un riesgo de "involucrar" a las Fuerzas Armadas en el destino político del gobierno, comprometiendo su necesaria preservación institucional.
El exministro planteó interrogantes sobre el rol de Presti: ¿será un nexo del Presidente ante las Fuerzas, o se convertirá en un representante corporativo de la institución militar ante el Ejecutivo? Rossi también puso en duda que la medida logre contener el malestar interno en las Fuerzas Armadas, aludiendo a la destrucción de la obra social militar y a los bajos salarios que el propio gobierno ha sostenido.
La llegada de Presti quiebra una tradición de 40 años que vio a civiles —como Horacio Jaunarena y Nilda Garré, la primera mujer en el cargo— al frente de la cartera. Esta movida se produce en un momento de intensos debates sobre el rol de las Fuerzas Armadas en la seguridad interior bajo la administración libertaria.
