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En el marco de la cumbre de jefes de Estado celebrada en Foz de Iguazú, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, buscó imprimir una visión esperanzadora sobre el futuro del bloque regional. Según el mandatario, el Mercosur se encuentra en una posición de privilegio debido a un renovado interés de las potencias globales por establecer vínculos con Sudamérica.


El desafío a Europa: "Coraje político"


A pesar de la reciente frustración por el nuevo aplazamiento del tratado con la Unión Europea, Lula instó a los líderes del Viejo Continente a romper con la parálisis administrativa que afecta la negociación desde hace casi tres décadas.

·Una negociación estancada: El líder brasileño señaló que, tras 26 años de discusiones, lo que falta no son detalles técnicos, sino la determinación política necesaria para concretar la firma.

·Nueva fecha en el horizonte: Tras la falta de consenso en el Consejo Europeo, la mirada está puesta ahora en el 12 de enero en Paraguay, fecha tentativa para un posible cierre del acuerdo.

·Alta demanda externa: Lula insistió en que "el mundo está ávido" por negociar con el bloque, sugiriendo que existen otros mercados interesados en aprovechar la oferta exportadora de la región.

Traspaso de mando y advertencias geopolíticas

La cumbre no solo marcó el fin de la presidencia pro témpore de Brasil —que ahora queda en manos de Paraguay para el inicio de 2026—, sino que también sirvió como escenario para un duro descargo sobre la situación venezolana.

En una postura diametralmente opuesta a la del argentino Javier Milei, Lula advirtió sobre los peligros de una intervención extranjera en la región. El mandatario brasileño calificó como una potencial "catástrofe humanitaria" cualquier movimiento militar de los Estados Unidos en territorio venezolano, respondiendo a las recientes declaraciones de Donald Trump. Según Lula, la presencia de fuerzas militares de potencias externas representa una amenaza para la estabilidad y la paz del continente sudamericano.

El pulso de la cumbre

El encuentro, que reunió a los presidentes de Argentina, Uruguay y Paraguay, estuvo marcado por un clima de "desilusión" compartida entre los cancilleres debido a la indecisión europea. No obstante, el mensaje final de Brasil intentó rescatar la relevancia estratégica del Mercosur como un actor clave en la nueva configuración del comercio global.