La victoria 1-0 del equipo sureño ante Deportivo Morón, que lo depositó en la final del Reducido, quedó opacada por una violenta gresca que incluyó trompadas y una cuestionada intervención policial.
El fútbol argentino volvió a ser testigo de un final lamentable y violento. La alegría por la clasificación de Deportivo Madryn a la final del Reducido por el segundo ascenso a Primera, tras vencer 1-0 a Deportivo Morón, fue completamente eclipsada por un escándalo sin precedentes que se desató apenas sonó el pitazo final.
El campo de juego se transformó en una batalla campal que terminó con la intervención policial y el uso de gas pimienta contra la delegación del equipo visitante.
Apenas el árbitro decretó el fin del partido, la tensión acumulada se desbordó. Jugadores e integrantes del cuerpo técnico de Morón encararon a sus rivales, convirtiendo el césped en una zona de conflicto. En cuestión de segundos, la cancha se llenó de insultos, empujones, trompadas, forcejeos y corridas que involucraron a futbolistas, auxiliares y allegados de ambos clubes.
Intervención policial y represión química
La situación escaló rápidamente, obligando a un masivo despliegue policial que ingresó al campo de juego con escudos con el objetivo de separar a las parcialidades. Sin embargo, la intervención de la fuerza de seguridad tomó un giro drástico e inesperado.
En medio del caos generalizado, la policía optó por emplear gas pimienta directamente contra la delegación de Deportivo Morón. Varios jugadores del "Gallo", incluido su arquero, sufrieron de lleno los efectos del químico. Imágenes de la escena mostraron a los futbolistas tendidos en el suelo, golpeando el césped por el dolor y la impotencia generados por el ataque químico.
El cóctel de polémicas que desató la furia
El estallido de furia del plantel de Morón se explica, en parte, por una serie de decisiones arbitrales y situaciones que rodearon al encuentro. El equipo visitante terminó el partido con diez jugadores tras la expulsión de Joaquín Libera, y el único gol de Deportivo Madryn, que definió la serie, provino de una jugada que la delegación del "Gallo" consideró una falta no cobrada.
A esta bronca en el campo se sumó la ausencia del técnico Walter Otta, quien debió ver el partido desde la tribuna debido a una sanción de 30 días impuesta por el Tribunal de Disciplina de la AFA por agravios. El combo de frustraciones terminó por destapar la olla a presión del equipo.
La clasificación de Deportivo Madryn a la final, donde buscará el histórico ascenso, quedó totalmente en segundo plano ante las imágenes de violencia que, una vez más, enturbian el cierre de una competencia en el fútbol argentino.
