El trágico caso de Andrés Morosini, el hombre de 28 años que secuestró y asesinó a sus dos hijos, Alfonsina (2) y Francisco (6), ha conmocionado a Uruguay. Con el hallazgo de los tres cuerpos, se revelaron los detalles de los últimos días del filicida y las fallas institucionales que precedieron al fatal desenlace.
Cronología de un desenlace trágico
Andrés Morosini, que vivía en Mercedes, departamento de Soriano, había sido denunciado por su expareja, Micaela Ramos, por violencia. Aunque la Justicia le impuso una restricción de acercamiento, esta medida no incluyó a los niños ni la colocación de una tobillera electrónica.
El miércoles, Morosini se aprovechó de un día libre, discutió con Ramos, la amenazó y se llevó por la fuerza a los pequeños. Horas después, se arrojó con su auto a más de 120 km/h al arroyo Don Esteban. El vehículo fue encontrado el viernes con los tres cuerpos en su interior, lo que confirmó el peor de los escenarios.
Días antes, Morosini había intentado quitarse la vida. Su entorno lo describió como un hombre con problemas de conducta y antecedentes de violencia. El caso reabrió el debate sobre la violencia vicaria, una forma de violencia de género donde se usa a los hijos para dañar a la madre.
El gobierno uruguayo reconoció fallas. La vicepresidenta Carolina Cosse se pronunció sobre el hecho, afirmando que "la violencia vicaria es una forma brutal de violencia de género". El secretario de la Presidencia, Alejandro Sánchez, admitió que el "Estado está en falta" y anunció la creación de una comisión para abordar la violencia de género, mientras que organizaciones feministas se movilizaron en Montevideo para exigir justicia y respuestas.