Melina Garrido, escribió, con una compañera, dijo, un texto que se leyó en el acto por los 107 del Descubrimiento del Petróleo. Para pensar y valorar: “Hace más de un siglo, este lugar que hoy llamamos hogar, era puro viento y silencio. Un desierto inmenso atravesado por historias antiguas, por la vida de pueblos originarios y más tarde por expediciones que buscaban abrir el camino.

A principio de Siglo XX llegaron trabajadores, soñadores, gente que venía de lejos y gente que ya estaba acá. Todos buscando lo mismo: un futuro.

En 1915 comenzaron los estudios en esta zona. El viento borraba cada marca en la arena, pero no pudo borrar la voluntad de los trabajadores.

Los geólogos decían que las piedras hablaban y fue así, las piedras señalaron lo que nadie se imaginaba todavía.

En Huincul, un agosto de 1918, cuando parecía que todo el esfuerzo había sido en vano, el fuego se encendía y nació una historia, nació un pueblo.

Con el equipo Patria y el trabajo constante de operarios, ingenieros, ferroviarios, presidiarios, criollos y extranjeros, comenzó a escribirse la epopeya petrolera.

Un 29 de octubre de 1918 se realizó la primera extracción de petróleo y desde entonces nada volvió a ser igual. Plaza Huincul y Cutral Co crecieron alrededor de ese sueño, barrio por barrio, casa por casa, escuela por escuela, y se fue construyendo una comunidad.

Se mezclaron culturas, acentos y modos de ser. Y así pareció algo muy valioso, como lo es la identidad petrolera. Una identidad hecha de esfuerzo, de viento en la cara, de manos manchadas de trabajo, de solidaridad entre vecinos y luego cuando parecía que el camino se apagaba, la misma historia nos enseñó algo esencial: acá no se bajan los brazos, acá se sigue.

Porque si hay algo que nos distingue de nuestra gente es la corazonada, la fuerza que se vuelve un abrazo colectivo. Hoy, cada vez que recordamos ese primer pozo, no estamos recordando solamente el petróleo. Estamos recordando a las personas que creyeron que acá si se podía, a quienes resistieron el frío, el polvo y la distancia, a quienes soñaron que en un desierto podía convertirse en una ciudad, y ellos tenían razón.

Gracias a quienes estuvieron antes, a quienes están hoy y a quienes vendrán”.