En la provincia de Chubut hay alerta roja este viernes por las ráfagas de viento. En los yacimientos los vehículos llegan a moverse en su lugar a raíz de las ráfagas laterales que los impactan.
Comodoro Rivadavia se ha convertido en una ciudad fantasma este lunes 17 de noviembre, al enfrentarse a una de las alertas rojas por viento más intensas del año. Las ráfagas, que amenazan con superar los 140 km/h, han dictado una parálisis total: visibilidad cero, cortes de energía generalizados y la suspensión de toda actividad pública y comercial.
Un amanecer asfixiante y ciego
Desde las primeras horas, el panorama fue distópico. El cielo se tiñó de un gris ceniza, producto de la inmensa cantidad de tierra en suspensión levantada por el meteoro. Esta polvareda ha reducido la visibilidad a niveles críticos, haciendo que la conducción y la circulación a pie sean extremadamente peligrosas.
El momento álgido del fenómeno se espera entre las 11:00 y las 13:00 horas, cuando la intensidad del viento alcance su punto máximo. Esta previsión ha forzado a las autoridades a ser inflexibles: la principal recomendación es permanecer en resguardo y evitar cualquier desplazamiento no esencial.
El esqueleto de la ciudad
La vida urbana ha quedado en standby. La paralización se siente en cada sector:
Transporte y calles: El servicio de transporte público (colectivos) fue totalmente suspendido. Arterias vitales como las avenidas Chile y Constituyentes, usualmente bullentes, lucen desiertas. Solo vehículos de emergencia, taxis o remises se atreven a desafiar el ambiente hostil.
Servicios y comercio: Numerosos barrios, incluyendo amplias zonas del Industrial y el centro, sufren de cortes de luz. La banca ha sido unánime en su decisión de mantener las sucursales cerradas. Gran parte del comercio minorista optó por no abrir, y las instituciones esenciales, como el Hospital Regional y clínicas, operan con guardias mínimas.
Curiosamente, el poco movimiento que se registra está protagonizado por la logística: camioneros de encomiendas y repartidores de alimentos y agua, intentando cumplir con sus rutas antes de que las condiciones empeoren, especialmente cerca de zonas críticas como El Infiernillo, cuyo tránsito se encuentra restringido.
Las imágenes que llegan desde barrios como el LU4 buscan funcionar como una advertencia visual: la severidad del viento no es una exageración, y la prioridad absoluta de la población de Comodoro Rivadavia debe ser la seguridad personal hasta que la fuerza de la naturaleza ceda su paso.
