Un paraje al pie de la Cordillera del Viento que se abre al turismo
El Ministerio de Turismo continúa con la ampliación de propuestas turísticas, entre las que se encuentran 16 nuevas plazas de alojamiento en el Paraje El Alamito, al pie de la Cordillera del Viento. Un emprendimiento familiar que conecta paisaje, trabajo y comunidad en la Región del Alto Neuquén.

Ruta 43, una nueva propuesta para alojarse en el Alto Neuquén.

A 18 kilómetros de Chos Malal, sobre la Ruta Provincial 43, un pequeño paraje rural empieza a escribir una nueva historia de crecimiento. Se trata de El Alamito, una comunidad donde hasta hace poco el turismo era apenas una posibilidad lejana. Hoy, gracias al empuje de una familia y el acompañamiento del Ministerio de Turismo, el paraje suma 16 plazas habilitadas oficialmente en el flamante complejo “Ruta 43”.

El nombre lo dice todo: las cabañas están ubicadas literalmente sobre la ruta, con un acceso directo que facilita la llegada de viajeros. “No tenés que meterte al barrio y buscarnos, simplemente vas por la ruta, hacés un acceso a la derecha y te bajás a las cabañas. Eso está realmente bueno para el lugar”, explica Fabrizio Verdinelli, impulsor del emprendimiento.

Pero lo que hoy es una realidad comenzó con una historia de familia y de afecto. “El proyecto surge porque mis padres, hace unos años, adquirieron esta chacra. Era la chacra del fin de semana. Con el tiempo volví al pueblo con ideas y nos preguntamos: ‘¿Y si recibimos gente? ¿Y si les damos de comer?’”.

Un paraje al pie de la Cordillera del Viento que se abre al turismo

Ese entusiasmo fue clave para que el proyecto creciera, pero no estuvo solo. “El resto de la familia apoyó desde su lugar. Principalmente mis abuelos, ellos fueron dos grandes personas que impulsaron muchísimo el proyecto desde la parte afectiva y emocional y desde la parte económica y material. El proyecto hoy en día tiene una gran carga de una gran ayuda que realizaron los abuelos por apostar también por el proyecto, por vernos tan entusiasmados, con tantas ideas, con tantas ganas de trabajar y de hacer cosas”, recuerda Fabrizio.

El entorno natural del paraje es un atractivo en sí mismo. Enclavado al pie de la imponente Cordillera del Viento, el complejo ofrece vistas panorámicas al Domuyo y al Tromen.

“Estamos en un cuadrado en medio de la Patagonia Norte, realmente es un privilegio el sitio donde nos encontramos”, cuenta Fabrizio. Senderos, caminatas sencillas y paisajes que “te parten el bocho”, como él mismo describe, son parte del encanto.

El Ministerio de Turismo formalizó la habilitación de “Ruta 43”, incorporación que no solo representa nuevas camas disponibles para visitantes, sino también oportunidades laborales y de desarrollo para una comunidad rural.

“Entendíamos claramente la idea de habilitarnos, porque nosotros podíamos ser un nexo buenísimo para el trabajo de los guías de pesca o de montaña. Y a nosotros, la realidad es que es espectacular poner en movimiento nuestros servicios”, afirma Fabrizio. El impacto es tangible: las cabañas ya forman parte de los paquetes que ofrecen prestadores turísticos de la región.

Pero el proyecto no se detiene ahí. El equipo está trabajando en un comedor que les permita ofrecer una experiencia gastronómica auténtica. “Estamos formándonos en Chos Malal en la capacitación de Manipulación de Higiene de los Alimentos. Queremos desarrollar un menú de autoría, con platos particulares del lugar”, comenta. En la cocina, trabajan un vecino del paraje y su hijo, quienes suman tradición y sabor local al emprendimiento.

Esa mirada comunitaria está en el corazón del proyecto. “Para un desayuno rico, ofrecemos huevos de la vecina. Los quesos son caseros, de vaca, hechos por otra vecina. Lo vemos como un desarrollo conjunto, donde el lugar empieza a generar un impacto beneficioso en toda la comunidad”, dice con entusiasmo.

La experiencia, además, ya empieza a rendir frutos. “Este año volvieron dos grupos de Santa Fe y Rosario que habían venido con guías. Volvieron por su cuenta, porque les encantó. Ahí es cuando se cierra el círculo. Ver que la gente vuelve, motiva un montón”.

No es común hablar de turismo en parajes como El Alamito. “El turismo no se da solamente en las grandes ciudades, sino que también se está expandiendo en los parajes pequeños, y eso está buenísimo”, dice Fabrizio, con una propuesta muy clara que combina desarrollo y comunidad rural. Su proyecto es parte de ese movimiento: una propuesta que se afianza en el paisaje, en la comunidad y en las ganas de hacer que algo crezca, sin perder la identidad del lugar.

Más Información y reservas

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