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El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de Argentina está a punto de implementar un ambicioso programa de actualización de sus herramientas estadísticas. Estas modificaciones, que afectarán la medición de la inflación, los salarios y la pobreza, buscan alinear los indicadores con la realidad económica y social del país, dado que algunas metodologías datan de hace varias décadas.

Según fuentes oficiales, los ajustes se encuentran en diversas fases de desarrollo y se prevé su lanzamiento a partir del próximo año, una vez finalizado el ciclo electoral.
Inflación: un nuevo reflejo del consumo

La reforma más esperada es la del Índice de Precios al Consumidor (IPC), el termómetro de la inflación mensual. El Gobierno ya había anunciado en un informe oficial presentado ante el Congreso que el INDEC había finalizado en marzo de 2025 el diseño técnico y metodológico del nuevo indicador.

Bajo la dirección de Marco Lavagna, el organismo estadístico no recibió el aval del Ministerio de Economía para lanzar una campaña de comunicación sobre el nuevo IPC a principios de este año.

Ahora, el debut formal se postergaría hasta después de los comicios de octubre, y podría demorarse incluso hasta 2026. Esta cautela busca garantizar un empalme metodológico adecuado con la serie histórica y evitar introducir cambios en un contexto de alta volatilidad económica y política.

·Ponderación Ajustada: El nuevo IPC alterará la importancia relativa de cada rubro: los servicios (como alquileres, transporte y tarifas) adquirirán mayor protagonismo, mientras que rubros como alimentos y bienes tendrán un peso menor. Este ajuste subsana una deficiencia del índice actual, que utiliza ponderaciones basadas en datos de 2004 y 2005, ignorando el crecimiento exponencial de consumos modernos como plataformas digitales o telefonía móvil.

·Impacto Estimado: Fuentes técnicas señalaron que la nueva fórmula arrojaría variaciones mensuales distintas, con resultados que podrían ser "levemente más bajos" o "más altos" que el IPC vigente, dependiendo del comportamiento de los precios de los servicios en cada período.

Salarios y pobreza: datos más oportunos y reales

Las reformas también se extienden al Índice de Salarios y a la Canasta Básica Alimentaria (CBA), elemento clave para definir las líneas de indigencia y pobreza.

1.Salarios sin Retraso: El componente de salarios del sector informal se actualizará. Dado que actualmente se basa en la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) procesada trimestralmente, la información tiene un rezago de hasta cinco meses, distorsionando el promedio general. A partir del próximo año, el cálculo de ingresos informales se realizará con periodicidad mensual, permitiendo medir con mayor exactitud la evolución del sector más vulnerable del mercado de trabajo.

2.CBA en Debate: La canasta básica alimentaria será revisada, ya que sus requerimientos calóricos (1750 kilocalorías diarias) están basados en estándares de hace más de cuatro décadas. El INDEC analiza reducir el mínimo calórico a 1600 kilocalorías, siguiendo recomendaciones internacionales, lo que reduciría el peso de los alimentos y, consecuentemente, la tasa de indigencia. Sin embargo, también se evalúa incorporar criterios de alimentación más saludable (más frutas y proteínas), lo cual encarecería el valor de la canasta. La decisión final aún está pendiente, sopesando la adecuación técnica frente al impacto social de la cifra de pobreza.

EPH: una cobertura urbana total

Finalmente, la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), esencial para medir el empleo y las condiciones de vida, será objeto de una expansión estructural. Actualmente limitada a 31 grandes aglomerados, la EPH se extenderá para cubrir todas las localidades con más de 2000 habitantes a partir del próximo año. Esta ampliación permitirá obtener un relevamiento mensual que será representativo de la totalidad del ámbito urbano de Argentina.