Gerardo Werthein presentó su dimisión como ministro de Relaciones Exteriores con efecto a partir del lunes próximo, un movimiento sorpresivo que se concretó a solo cuatro días de las elecciones generales y que generó un profundo malestar en el círculo íntimo del gobierno.
La partida del empresario se precipitó por la escalada de conflicto con el influyente asesor Santiago Caputo, a quien Werthein había señalado previamente como responsable de una campaña difamatoria en su contra. El ahora excanciller ya había comunicado al presidente Javier Milei su negativa a permanecer en el Gabinete una vez que se confirmara el esperado nombramiento de Caputo como jefe de Gabinete.
La sombra de Caputo y la "diplomacia paralela"
El detonante de la disputa entre ambos funcionarios fue la frustrada reunión con Donald Trump, un evento del cual el entorno de Caputo acusó públicamente a Werthein mediante una operación de trolls en redes sociales.
A este desgaste se sumaron los intentos de Caputo de establecer una estructura diplomática alternativa en Estados Unidos. Valiéndose de sus contactos con figuras vinculadas al CPAC y del empresario Leonardo Scatturice, y la figura de Barry Bennett como supuesto "asesor", Caputo tejió una agenda propia. La tensión se hizo pública la semana pasada, durante la visita oficial de Milei a Washington, cuando el equipo de Caputo se encargó de difundir que el asesor había viajado con una agenda ajena a la Cancillería.
La renuncia anticipada de Werthein, un actor con profundo anclaje en el "círculo rojo" empresarial y con sólidas conexiones en Washington, es vista dentro de la Casa Rosada como una pésima señal de descontrol en el gobierno, dada su relevancia y peso político.
Venganza y la polémica de Telefé
La reacción del círculo cercano a Caputo fue inmediata y cargada de reproches. Se filtró a la prensa que el canciller saliente habría firmado a último momento decenas de nombramientos, incluyendo a la delegación completa destinada a China, en un aparente acto de represalia. Además, se le recordó su pasado vínculo con figuras del Partido
Demócrata estadounidense.
Otro elemento que habría erosionado la posición de Werthein es un conflicto de índole empresarial. En su entorno se rumorea que existió una "mano negra" que habría obstaculizado la venta de Telefé por parte de su familia. Según estas fuentes, a pesar de que la oferta de la familia Werthein era más ventajosa, se habría favorecido la operación del rosarino Gustavo Scaglione. Esta sospecha se intensificó dado que Scaglione aún enfrenta dificultades para cerrar el acuerdo con todos los socios y recibe objeciones de Paramount, la propietaria del canal.
¿Reestructuración ministerial a la vista?
La salida de Werthein aviva las especulaciones sobre un inminente reacomodo del Gabinete. Una de las hipótesis más fuertes es la llegada de Santiago Caputo como jefe de Gabinete, lo que implicaría la reubicación del actual titular, Guillermo Francos, quien podría ser degradado al cargo de Canciller. Este movimiento replicaría una estrategia similar a la que implementó Alberto Fernández al designar a Santiago Cafiero en la Cancillería. Sin embargo, este cambio en particular es considerado un riesgo por el supuesto rechazo que Francos generaría en el entorno de Trump, debido a antiguos desencuentros con Mauricio Claver-Carone.
Mientras el gobierno insiste en que no hay apuro y que los reemplazos se definirán después de las elecciones, se barajan varios nombres para suceder a Werthein: Federico Pinedo (con el aval de Mauricio Macri), el actual embajador en EE. UU., Alex Oxenford, y los autoproclamados candidatos Carlos Ruckauf y Fernando Iglesias. La planificación actual sugiere que ministros clave como Patricia Bullrich, Luis Petri y el vocero Manuel Adorni, se mantendrían en sus funciones al menos hasta diciembre.