Las zapatillas importadas se consagraron como las estrellas de los dos primeros días del Hot Sale 2025 en Argentina. A pesar de que las prendas de origen extranjero aún presentan precios hasta un 40% superiores en comparación con países limítrofes como Chile o Brasil, la demanda por estos productos fue notable, evidenciando una tendencia marcada por el interés de los consumidores en marcas y modelos internacionales.
Esta situación contrasta con la crisis que atraviesa la industria textil y del calzado nacional, que ya registra cierres de talleres y despidos como consecuencia del aumento de las importaciones impulsado por la apertura comercial del gobierno. Datos oficiales revelan que en los primeros dos meses de 2025 ingresaron al país 23,3 millones de prendas por un valor total de 90,2 millones de dólares, lo que representa más del doble de unidades importadas en el mismo período del año anterior (9,9 millones).
La caída en la producción local aún no se refleja plenamente en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), aunque en marzo el rubro "Prendas de vestir y calzado" experimentó un aumento del 4,6%, superando el promedio general y acumulando una inflación interanual del 41,9%.
La apertura comercial implementada por el Ejecutivo nacional implicó una reducción de aranceles para el sector: la ropa y el calzado pasaron de un 35% a un 20%, las telas del 26% al 18%, y los hilados se ajustaron entre el 12% y el 16%.
Sin embargo, desde Pro Tejer, la cámara que agrupa a los fabricantes del sector, señalan que la rebaja arancelaria tiene un impacto limitado en los precios internos, estimando que no superaría el 2%. Argumentan que más del 90% de los costos corresponden a factores de comercialización y que la carga impositiva representa más del 50% del valor final de los productos.
En este contexto, empresarios y gremialistas del sector advierten sobre el riesgo que los actuales niveles de importación representan para 150.000 puestos de trabajo en una cadena productiva que emplea a unas 540.000 personas. La presidenta de La Red Textil, Melen Vergniaud, afirmó que "el último informe del verano dice que seis de cada diez máquinas están frenadas", responsabilizando a la apertura indiscriminada de importaciones y la baja de aranceles por el agravamiento de la crisis.
Paradójicamente, los márgenes de ganancia del rubro local aún se mantienen elevados, rondando el 30% según estimaciones privadas, mientras que en otros países no superan el 8%. Esta diferencia se atribuye, en parte, a la mayor carga impositiva y los costos logísticos en Argentina.
A pesar de la compleja situación, desde el sector textil insisten en que, aunque el proteccionismo ha disminuido, la competitividad aún está lejos de alcanzarse y que existen medidas por implementar antes de tener que cerrar las fábricas. La fuerte demanda de productos importados durante el Hot Sale pone de manifiesto la preferencia de algunos consumidores, a pesar de los precios más elevados, mientras la industria nacional lucha por adaptarse a un nuevo escenario de mayor competencia.