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Mientras el frío polar y las intensas nevadas golpeaban la capital neuquina, una luz de esperanza y solidaridad surgió en el oeste de la ciudad. Belén, una vecina de la zona, junto a su pareja, no dudó en arremangarse y cocinar viandas calientes para las familias más afectadas por las bajas temperaturas en la zona de "El nido".

La iniciativa, nacida de un impulso genuino, se materializó en una generosa entrega de guisos "pulsudos" de carne y pollo, acompañados de pan, que sirvieron de abrigo para muchos hogares. "Esto fue una idea que me surgió ayer. Se lo comenté a mi pareja y salimos a comprar lo que nos faltaba", relató Belén en diálogo con Neuquén en Noticias. Y enfatizó: "No hacemos política ni pedimos nada a nadie, todo salió desde nuestro corazón".

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La respuesta de la comunidad no se hizo esperar. Numerosas familias se acercaron para retirar las viandas, muchas de ellas llevando raciones para seis o siete personas en un solo táper. Para abastecer la demanda, la pareja cocinó en ollas de gran capacidad: una de 20 litros y otra de 15, un esfuerzo significativo que refleja el compromiso con su comunidad.

Esta acción silenciosa, desprovista de cualquier tipo de bandera o interés ulterior, es un rotundo ejemplo de empatía y compromiso social. En tiempos donde las inclemencias del tiempo recrudecen las necesidades, la historia de Belén y su pareja demuestra que la solidaridad no solo no se detiene, sino que florece, incluso bajo la nieve.

"Pulsudo" significa suculento y lleno de cosas. Se lo prepara según multitud de recetas, siendo lo único invariable su base vegetal y el procedimiento de cocción, a fuego lento durante varias horas. De acuerdo a la región, se lo prepara con carne de vacuno fresca o seca (charqui), vísceras como la tripa gorda o el chinchulín, mondongo, embutidos y costillas o despojos de chancho (manos, patas, cola, orejas y cuero, tocino, grasa de pella). Es tradicional del NOA argentino.