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La dislexia y el Trastorno por Déficit de Atención (TDA/TDAH) representan desafíos significativos en el ámbito educativo. Según la licenciada en Psicopedagogía, María Paulina Arias, es fundamental desterrar la creencia de que los niños que presentan estas condiciones son "vagos o que no quieren aprender", ya que simplemente "aprenden de otra forma".

En una entrevista con Vale Todo por Aries, la especialista señaló que hasta el 40% de los diagnósticos de dislexia se presentan en combinación con algún tipo de Trastorno por Déficit de Atención.

Indicadores de alerta temprana

Aunque los síntomas más claros se vuelven visibles alrededor de los seis años, al iniciarse el proceso de alfabetización, existen señales precoces que los padres y educadores pueden identificar:

·Dificultades en la comprensión: Problemas para seguir instrucciones sencillas o consignas básicas.

·Comportamiento: Comportamiento de aislamiento ("estar en su propio mundo") o dificultades para permanecer quieto (en casos de TDAH).

·Escritura y lectura (Dislexia): Confusión de grafías, palabras escritas al revés, o una deficiente comprensión lectora.

·Atención y control (TDA/TDAH): Problemas de organización, impulsividad y una capacidad de atención disminuida.

Arias insistió en la necesidad de consultar a neurólogos y psicopedagogos de manera temprana para evitar la frustración acumulada durante los años escolares, destacando la importancia del trabajo coordinado entre la familia, la escuela y los equipos de orientación escolar.

El Marco Legal: La Ley 27.306 y la inclusión educativa

La especialista hizo hincapié en que Argentina posee un marco normativo protector. La Ley 27.306, conocida como la “ley de dislexia”, declara las Dificultades Específicas del

Aprendizaje (DEA) como un tema de interés nacional y garantiza derechos educativos fundamentales:

·Acceso inclusivo: Obligación de una educación inclusiva en todos los niveles.

·Adaptaciones: Implementación de ajustes curriculares necesarios, como la extensión del tiempo para rendir evaluaciones.

·Capacitación: Asegurar la formación continua de los docentes en estas temáticas.

·Detección y concientización: Promover activamente el diagnóstico precoz y la difusión de información sobre el tema.

A pesar de que las asociaciones estiman que la dislexia impacta a entre el 10% y el 12% de la población, solo una fracción mínima, cercana al 4%, obtiene un diagnóstico formal. Esta brecha subraya la urgencia de fortalecer los mecanismos de detección.

A modo de cierre, Arias argumentó que invertir en una detección temprana es una medida preventiva crucial que evita el desarrollo de cuadros de baja autoestima, frustración e incluso depresión en la vida adulta de los afectados.