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La multinacional de electrodomésticos confirmó el fin de sus operaciones productivas en el país. Los trabajadores fueron notificados sorpresivamente este miércoles. La empresa continuará en Argentina solo con actividades de importación y distribución.


La crisis económica y el cambio en la política de comercio exterior cobraron una nueva víctima en la industria nacional. La empresa de electrodomésticos Whirlpool anunció el cierre definitivo de su planta productiva en Pilar (Provincia de Buenos Aires), dejando a unos 300 trabajadores en la calle.

Según la propia compañía, la determinación responde a dos factores centrales: una aguda caída en el volumen de ventas y la apertura de importaciones, que permite una mayor rentabilidad al traer productos terminados del exterior en lugar de fabricarlos localmente.

Despidos sorpresivos y "sobre stockeo"

La noticia tomó por sorpresa a todo el personal. Ignacio Cabezas, uno de los trabajadores afectados, relató cómo se enteró de la medida: "Hasta ayer veníamos produciendo normal, y hoy de golpe fue el cierre de la planta."

El anuncio se oficializó en una reunión convocada en el comedor de la fábrica este miércoles. El trabajador confirmó la justificación brindada por la dirección:

"El director nos dijo que bajó el volumen de venta, estamos sobre stockeados. Se nos comentó que es más barato traer de afuera el producto y venderlo, no quieren fabricar más en la Argentina", lamentó Cabezas en diálogo con Agenda Propia.

La planta ya había experimentado un achique el año pasado con la cesantía de 60 obreros, pero la decisión actual implica el fin de toda la línea de fabricación.

Continuidad comercial, pero sin producción

A pesar del cierre de la fábrica, las autoridades de la multinacional indicaron que la marca mantendrá sus operaciones en Argentina centradas en la logística y la venta. La compañía seguirá operando las actividades de importación, comercialización y distribución desde sus oficinas ubicadas sobre Ruta 8.

Respecto a la situación de los empleados, Cabezas afirmó que la empresa se comprometió de palabra a pagar las indemnizaciones correspondientes, aunque hasta el momento de la noticia no se había formalizado ningún acuerdo con la firma. Se analiza la posibilidad de mantener a un número muy reducido de personas por un tiempo más para tareas específicas antes del cierre total.