Las lapidarias declaraciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la delicada situación económica de Argentina obligaron al vocero presidencial, Manuel Adorni, a salir al cruce con un complejo ejercicio de diplomacia y justificación. Trump había afirmado que el país "está luchando fuerte para sobrevivir" y que "están muriendo", a pesar de haber ratificado un respaldo financiero crucial de 20.000 millones de dólares para la gestión de Javier Milei.
El comentario de Trump, emitido a modo de justificación ante los contribuyentes estadounidenses sobre el multimillonario aporte del Tesoro, resonó como un "salvavidas de plomo" para el Gobierno. El mandatario norteamericano había dicho textualmente: "Argentina no tiene dinero, no tienen nada... El presidente de Argentina está haciendo lo mejor que puede, pero están muriendo".
Este lunes, en su habitual briefing matutino, Adorni enfrentó el reto de interpretar los dichos, en un momento en que el Gobierno se esfuerza por contener el tipo de cambio antes de las próximas elecciones legislativas.
"Lo que dijo es razonable", declaró el vocero, instando a "entender el contexto" en el que se profirieron las críticas. Adorni argumentó que la percepción de Trump está sesgada por la diferencia abismal entre las realidades económicas:
"La Argentina tiene 2% mensual de inflación, riesgo país en torno a los 1.000 puntos, se está en un período electoral en el que te tiran con todo a matar o morir. Eso explicárselo a un norteamericano, a un periodista de allá que vive con 0% o 0,2% de inflación, que no sabe lo que es el riesgo país... En la definición de ellos, claramente la Argentina no es un país al que le vaya bien."
Finalmente, Adorni intentó cerrar la controversia con un argumento sobre el apoyo financiero: "Lo que dijo Trump es razonable en el contexto en el que lo dijo, a quien se lo dijo. Si nos estuviésemos muriendo [como dijo Trump] jamás hubieran aprobado una ayuda financiera", concluyó.
El Ejecutivo, por su parte, continúa utilizando reservas para intentar estabilizar el mercado cambiario, mientras se digieren las consecuencias de las explosivas declaraciones del líder estadounidense.